lunes, 2 de diciembre de 2013

Pequeños placeres #1

Karigurashi no Arrietty - 2010

1. El olor a pasto mojado. Tiene el poder de transportarme a los atardeceres de mi pueblo, a nosotros (yo y mi pequeña tropa de hermanos) corriendo por el jardín y mamá con su manguera, todas las tardes del verano a la hora en que refrescaba y las calles volvían a llenarse de vida.

2. El pan batido con jamón y palta. Otra pequeña delicia de los tiempos en que viajábamos al puerto en tren. No importa que mamá nos llevara cocaví. En Llayllay, cuando el tren daba la vuelta, las vendedoras en delantales blancos vendían las marraquetas en bolsitas plásticas y esas siempre eran más ricas que cualquier otra cosa.

3. Las cremas. A nadie le gusta tanto encremarse como a mí. Tengo mil frascos de emulsiones para el pelo, los tobillos, las rodillas, los codos, la nariz, los ojos, los muslos, los dedos del pie, etc. Es mi forma de regalonearme luego de la ducha en las mañanas o después del entrenamiento. Una caricia a mi misma para no olvidar lo mucho que me quiero.

4. Los vestidos. Amo los vestidos!! tengo de todos los colores y modelos y siempre estoy buscando nuevas tiendas, talleres o diseñadores. Me emociono siempre que llega uno nuevo de los que encargo en línea.

5. Las medallas. Y no para colgarlas, ni mostrarlas a nadie en particular. Guardo las mías en una cajita de regalo que sólo abro cuando llega una nueva. Y ahí las miro, las cuento, a veces hasta me las cuelgo al cuello unos minutos, me alegro de lo que he conseguido y las vuelvo a guardar.

6. La cena de Navidad. Vale decir que no soy una muy buena ni dispuesta cocinera, salvo en Navidad, cuando estamos todos juntos y buscamos un menú especial y elaborado que nos congrega toda la víspera alrededor de la cocina y los videos de las peliculas de la infancia.

7. Un domingo en pijamas. Esos días absolutamente libres después de unas semanas ajetreadas, que no son vacaciones ni hay compromiso alguno. Sólo despertar, desayunar y volver a dormir, despertar a almorzar y volver a dormir... dormir hasta que el sueño desaparezca por completo. Para mi el descanso absoluto de vez en cuando es siempre un gran placer.

8. Una peli de Hayao Miyazaki. O en general algún animé japonés lleno de detalles pequeños, donde todos los trazos pueden volverse personajes. Historias complejas y profundas donde la magia es tan natural como respirar.


1 comentario:

  1. creo que hay ciertos placeres que me he perdido de esta lista
    sobre todo los orientales

    ;)

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