
A pesar de todas mis buenas intenciones, no soy de aquellos seres adorables que todo el mundo quiere con sólo verles llegar. Suelo establecer lazos afectivos limitados por mi pésima habilidad demostrativa y un desapego natural a las circunstancias, cualesquiera sean éstas, siguiendo de largo sin más.
Sin embargo mis afectos son perpetuos y leales. Aunque deba hacer reiterados esfuerzos por no olvidar las cosas que son importantes para los otros, o las convenciones sociales establecidas respecto de ciertos eventos.
Amiga querida, a modo de excusa puedo decir que tengo la cabeza puesta en mil cosas a la vez y es en medio de esa juguera donde nacen todas las ideas que tengo.
Supongo que ya me he acostumbrado a tu ausencia desde que te instalaste al otro lado de Los Andes, pero siento que estamos conectadas por algo que es mucho mayor que la cercanía física y que es indestructible, que va más allá de las palabras y que es un poco como ser familia, la familia que uno "elige".
Han pasado muchos años, hemos crecido, madurado y cambiado en direcciones distintas varias veces, sin embargo lo importante permanece, y si la felicidad de cada una nos separa miles de kilómetros ¿Qué importa?
Podría decir que te deseo lo mejor del mundo en este nuevo cumpleaños que olvidé, pero la verdad es que te lo he deseado siempre, a diario. Y sé que todo lo que aún está pendiente terminará del mejor modo ¿No ha sido siempre así?, y si ya eres feliz con las decisiones que te tienen en este punto del camino ¿Que tanto podría cambiar eso? ¿Desandarías el camino para probar uno distinto? Sé que no, por eso me alegra que estemos donde estamos, aunque implique unos kilómetros extra o algún avión.
Escribo estas líneas para que sepas que mi cabeza es distraida, no así mi corazón. Y para desear compartir muchos años aún. (como dice un dibujito por ahí: Al infinito y más allá!!)
PD. El título es sólo porque me encanta ese poema de Parra y es lo primero que pensé a propósito de olvido.